martes, 25 de enero de 2011

Sobre las bielas

El conde francés Mede de Sivrac, allá por 1790, no tuvo ningún problema a la hora de elegir la longitud de las bielas para su celerífero. Sobre todo, porque no llevaba bielas. El chisme avanzaba a golpe de pie. Por cierto que debía ser gracioso dar curvas con este aparato.



Concienciado con la importancia que tenía para la salud el trazar curvas , en 1816, un noble alemán diseñó el primer vehículo de dos ruedas con dispositivo de dirección. Esta máquina, denominada draisiana, tenía un manillar que pivotaba sobre el cuadro, permitiendo el giro de la rueda delantera. Al germano tampoco le preocupó la longitud de las bielas ya que su invento tampoco las contemplaba.



En 1839, un herrero escocés, Kirkpatrick Macmillan, añadió las palancas de conducción y pedales a una máquina del tipo de la draisiana. Se trataba de impulsar la máquina con los pies sin tocar el suelo. El mecanismo de impulsión consistía en pedales cortos fijados al cubo de la rueda de atrás y conectados por barras de palancas largas, que se encajaban al cuadro en la parte superior de la máquina. Las barras de conexión se unían a las palancas a casi un tercio de su longitud desde los pedales. La máquina era impulsada por el empuje de los pies hacia abajo y hacia adelante. Seguro que este escocés tuvo que hacer unas cuantas pruebas para calcular la longitud de los pedales y el punto de unión de las palancas sobre los mismos.



A James Starley se le ocurrio fijar unos pedales a la rueda delantera de una bicicleta. Comprobó que cuanto mayor era la rueda mayor era la velocidad que se podía alcanzar y ni corto ni perezoso se calzó una rueda de casi metro y medio de diámetro. Más adelante y con el comienzo de la competición ciclista, se llegaron a fabricar ruedas delanteras de 3 metros de diámetro. Nuevamente creció el peligro para la salud del ciclista en forma de severos castañazos. Las bielas de la Penny-farthing (así se llamó porque la asimetría de las ruedas se asemejaba a dos monedas de diferente tamaño) estarían diseñadas para poder impulsar la bicicleta y alcanzarlas cómodamente con los pies. En este video de youtube podéis ver a un personaje montando este tipo de bicicleta.



Los pedales y las bielas que conocemos en la actualidad los utilizó en 1885 John Kemp Starley en su “bicicleta de seguridad”, que gracias al uso de los rodamientos se propulsaba mediante una cadena. Tuvo además el bonito detalle de acoplar frenos en la rueda delantera aportando una ayuda inestimable a la prevención de la salud.



En realidad hoy tenía pensado hablar sobre las bielas, como bien dice el título del artículo. Pero claro, te lías, te lías y pasa lo que pasa. Un consejo: no busquéis nada en wikipedia. . Terminas sin recordar lo que buscabas. Lo digo por experiencia.

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